Texto e imágenes de Leticia Parco y Juan Diego Maldonado.
Melisa es estudiante de comunicación social en la ciudad de Córdoba. A los 6 años por una encefalomielitis aguda comenzó a tener problema con la vista ya que esta enfermedad le atacó el nervio óptico. Hoy, a los 21 años tiene baja visión y su ayuda fundamental es el bastón verde.
El 27 de noviembre de 2002 se sancionó la ley nacional 25.682 que estableció el bastón verde como instrumento de orientación y movilidad para personas con baja visión. La normativa estableció que el costo de dicha herramienta debe ser cubierto por las obras sociales o instituciones estatales.
El contactólogo Eduardo Elvira explica que “la baja visión es cualquier grado de discapacidad visual que limita significativamente lo que una persona ve, al grado que no puede ser corregida con anteojos convencionales, lentes de contacto, ni tratamiento médico o quirúrgico”.
Se nos ocurrió reencontrarnos con Melisa en un bar de Nueva Córdoba para que nos cuente cómo es su rutina diaria y cómo se maneja en la ciudad. La vimos llegar caminando a paso rápido con su bastón verde y unos lentes con filtros rojos que regulan la cantidad de luz en sus ojos. Lo primero que nos dijo mientras plegaba su bastón y lo guardaba en su cartera es que nunca se olvida de llevarlo. Además, nos contó que es necesario para el uso del bastón verde estar concentrado para saber cuándo se debe esquivar un pozo, subir o bajar escalones, evitar chocarse con alguna pared, entre otros obstáculos.
La moza del bar nos trajo la carta y nos preguntó qué queríamos desayunar. Ante este pedido surgió la pregunta de qué es lo que hace rutinariamente cuando se despierta y cómo es que se prepara el desayuno. Melisa nos respondió que ella reconoce el sonido de la pava cuando hierve y la ubicación que tiene la caja de leche en la heladera. Además, agregó que es necesario que las cosas estén siempre en el mismo lugar ya que para ella es dificultoso andar buscándolas por el doble esfuerzo que le genera.
En cuanto al camino que recorre todos los días para ir a la facultad nos dijo que trata de que sea siempre el mismo por dos razones: porque al pasar con el bastón ya tiene identificado el suelo y porque si le llega a pasar algo, su madre o hermanas saben por dónde ha transitado. En relación al estudio nos contó que muchas veces por el tiempo le debe pedir ayuda a sus familiares para que le lean el material requerido por la facultad.
Por último, antes de que termine la entrevista en el bar y siguiéramos con el registro fotográfico, se nos ocurrió preguntarle a Melisa como es su manejo con el bastón verde de noche. Nos respondió que es complicado ya que muchas veces los focos que se encuentran en las calles iluminan una parte y en la otra hacen sombras. Esto último es dificultoso para las personas con baja visión ya que comienza a jugar mucho su imaginación y tienen miedo de tropezar con una moto, una bicicleta o un pozo.
Por más información en Córdoba, pueden consultar al Instituto Helen Keller.